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El impecable guion de Lonergan.

  • Foto del escritor: Wilmer Ogaz
    Wilmer Ogaz
  • 2 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 jul 2020



Estaba ansioso por ver 'Manchester by the Sea' con Casey Affleck, y aunque la magia del cine recurre muchas a veces a grandes efectos tras una pantalla verde para recrear situaciones y momentos que en la vida real sería difícil captar, este filme no necesita de absolutamente nada más que de su impecable guion para sostenerse.

¿De qué va? Lee Chandler —Casey Affleck— es un solitario encargado de mantenimiento de edificios en Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe a fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció.


Este drama dirigido y escrito por Kenneth Lonergan se aleja de la suntuosidad y apuesta por lo sencillo, pero con fabulosas postales de Massachusetts, para mostrarnos la ordinaria vida de su protagonista, que a todas luces se nota triste, sin ganas, como si solo le preocupara respirar y nada más. Sin conocer el por qué, conforme se desvelan los secretos en la cinta vemos a un genial Affleck levantar en sus silencios grandes muros como si tratara de protegerse a toda costa de algo. Y no es para menos, la culpa tras la perdida, es la que atormenta su vida. Nadie experimenta en cabeza ajena, pero la lucha de Lee, hace que de verdad sintamos su dolor con un nudo en la garganta. Ahora entiendo por qué se refugia en el alcohol. No puedo decir que la disfruté, porque sería decir que me regocijo con el dolor ajeno, pero es una película compleja, en donde los infortunios nos invitan a ser más humanos y ponernos de verdad en los zapatos del otro, por más difícil y duro que sea sacar nuestros sentimientos.


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