Un gruñón de sencillez perfeccionada.
- Wilmer Ogaz
- 22 jun 2017
- 2 Min. de lectura

La cartelera mexicana adolece de buenas historias, casi siempre se encuentra saturada en su mayoría, de producto anglosajón que nos mandan uno detrás de otro, por ello es de aplaudirse que se exhiba esta semana un drama sueco que vale cada peso de la entrada para disfrutarlo, reír, llorar pero sobre todo aprender.
La historia es la de Ove (Rolf Lassgard) un hombre viudo de 59 años, solitario, sin hijos, rutinario y obsesionado con las normas que ha perdido la fe en la humanidad, y hasta en si mismo. Su mal humor empeora cuando tiempo después de perder a su esposa víctima del cáncer, es forzado a jubilarse de la empresa en la que ha trabajado durante toda su vida. Pero su rutina se verá interrumpida por Parvaneh (Bahar Pars) una chica persa que se muda al vecindario junto con su familia. Al poco tiempo surgirá una extraña amistad entre ambos, y compartirán muchas experiencias e incluso, Ove será capaz de confiarle su triste pasado y entender el por qué de su férreo carácter.
La cinta estrenada en 2015 'Un hombre gruñón' (En man som heter Ove) del director Hannes Holm fue nominada al Oscar este año como mejor película extranjera y está basada en la novela homónima escrita por el sueco Fredrik Backman.
Juzgar a Ove por su fachada sería como enjuiciar un libro mirando solamente su portada. Y es gracias a los magníficos flashbacks durante la historia que nos muestran la madurez que va alcanzando nuestro grandulón, y que lo apartan del viejo agrio cascarrabias, y descubrimos a un hombre amoroso, entregado y fiel a sus principios, en donde los juegos del destino con sus malas rachas, las lecciones disfrazadas de terribles desgracias, al final de su vida pesan tanto, que en repetidas ocasiones intenta suicidarse, pero siempre es interrumpido por alguno de sus vecinos.
No quiero entrar más en detalles acerca de Ove, su esposa Sonja (Ida Engvoll) y sus vecinos porque le quitaría esa magia de encontrarse por primera vez con esos pequeños momentos, esos que duran tan poco y que se quedan para siempre, aunque vale la pena decir que lo único que maneja sin éxito la película, son los intentos fallidos de Ove por quitarse la vida.
Un drama con altas dosis de comedia, en donde resulta curioso que la sublime y extraordinaria vida de un hombre gruñón, enojado con la vida que se quiere morir paradójicamente nos enseñe a vivir, y así apreciar la vida de nuevo con todas sus imperfecciones.