10 lecciones que puedes aprender si escuchas a las personas mayores.
- Wilmer Ogaz
- 7 jun 2017
- 3 Min. de lectura
Cualquier película que vemos tiene un efecto especial en nuestras vidas, por mínimo que sea. Y aunque a veces ni nos damos cuenta, ese efecto transforma maravillosamente el presente que vivimos. Esto sucede con la cinta “La estudiante y el Señor Henri” (L’étudiante et Monsieur Henri), una adaptación cinematográfica de la exitosa obra de teatro del mismo nombre, escrita por el dramaturgo francés Ivan Calbérac. La película fue dirigida por Calbérac, y se estrenó en 2015. Estuvo en cartelera durante más de un año en París, y ha sido estrenada recientemente alrededor del mundo. El filme narra la historia del Señor Henri —interpretado por Claude Brasseur—, un viejo obstinado que acepta a regañadientes la propuesta de su hijo de alquilar una de las habitaciones de su casa. Conforme la salud de Henri empeora, a su único hijo le preocupa que su padre no esté acompañado. La elegida para rentar la habitación es Constance —a quien da vida la actriz Noémie Schmidt—, una bella estudiante con poco dinero, pero muchas ganas de salir adelante. El nudo aparece cuando el Señor Henri crea un complejo plan para crear tensiones entre ambos y generar un completo caos en la relación.

Todos hemos estado ante una disyuntiva en nuestra vida que nos hace plantearnos la siguiente pregunta: ¿cómo saber si estoy haciendo lo correcto, si voy por el camino adecuado? Tomar decisiones y lidiar con las consecuencias de las mismas puede ser sumamente difícil, y más cuando hemos perdido el rumbo de nuestra vida. A veces sentimos que la brújula que nos guía de pronto se descompone y no sabemos qué camino tomar, nos encontramos solos ante la bifurcación. Estos son los “momentos de la verdad”. Justo en ese punto se encuentra la pequeña Constance, debe tomar las decisiones que determinarán el resto de su vida.

Nadie nos entrega un manual de vida cuando nacemos, pero afortunadamente conforme crecemos encontramos historias que nos comparten la sabiduría que necesitamos. Esta película es una joya, una estupenda comedia que nos regala 10 lecciones que bien vale la pena considerar. A continuación te las compartimos: 1. Descubre quién eres en realidad. Y una vez que te des cuenta, reacciona ante ello. Deja atrás las falsas ideas de quien imaginabas ser o de lo que los demás dicen que eres. 2. Si te dicen que no puedes, tómalo como un reto y no como un insulto. 3. Nunca es demasiado tarde. La vida se va en un respiro, aprovecha las posibilidades que se te presenten sin miedo a que no sea el momento adecuado.
4. El verdadero amor no es el que dice “te amo”, va mucho más allá de las palabras. El amor se encuentra en las acciones. Quien te ama, por ejemplo, se preocupará de que lleves un suéter por si hace frío. 5. Confía en los consejos de las personas mayores. Recuerda que ellos han recorrido muchos senderos, escucha atento los atajos que te comparten. 6. Borra de tu vocabulario la palabra “fracaso”. En las batallas de la vida no se gana ni se pierde, sólo se aprende. 7. No te cases con la rutina, no te acostumbres a nada; eso no es vivir realmente. Muévete, ríe, baila, llora, intenta, inventa, enamórate. Haz siempre algo distinto.

8. Encuentra tu objetivo, algo que sea sólo tuyo. Intenta descubrir qué es lo que nadie más hace, rompe barreras; pero nunca lastimes a nadie en tu camino hacia el éxito. 9. Sentirse perdido es válido, pues sólo así aprendemos a conocernos y conocer a la gente valiosa que nos ayudará a reencontrarnos. 10. No dejes para mañana lo que desea tu corazón. No esperes a ser viejo para tener tiempo y dinero para viajar o hacer todo lo que te hubiera gustado hacer y nunca lograste. Disfruta y vive hoy. Quizá la torre Eiffel no va a moverse de su sitio, pero serás tú el que no podrá caminar hacia ella.