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Judy: Abducida por la fama.

Foto del escritor: Wilmer OgazWilmer Ogaz

El boom de las biopics no para y ahora toca echar un vistazo a la trayectoria de una estrella de Hollywood que se vio obligada a encontrar en la farándula su vida entera. Con apenas 13 años, su madre la entregó en bandeja de plata a la Metro Goldwyn Mayer para que la exprimieran por varios años. Su nombre es Frances Ethel Gumm mejor conocida como Judy Garland.


Dirigida por el inglés Rupert Goold, «Judy» retoma las presentaciones que la showgirl ofreció en Londres sobre el escenario del Talk of the Town, 30 años después del estreno de «El mago de Oz» un cuento que inundaría de color al cine donde interpretó a la inolvidable Dorothy, siendo Renée Zellweger la encargada de avivar los rumores sobre su explotación laboral, adicciones y demás problemas que la persiguieron durante casi 5 décadas.


¿De qué va? Con el firme propósito de regresar a casa con sus hijos, entre accidentadas presentaciones que noche a noche sobrevivía borracha al compás de sus más emblemáticas canciones, Judy nos permite conocer el inicio de su desventura a través de coloridos flashbacks al mundo de Oz. Caminando entre las losas amarillas conocemos al tirano Louis B. Mayer —interpretado por Richard Cordery— dueño y señor absoluto de los sueños de una indefensa niña. Así, cada noche mientras se acicala para entregarse a su público regresan los fantasmas en forma de recuerdos para seguirla taladrando.


El precio que Garland tuvo, y estuvo dispuesta a pagar, fue bastante alto. La gendarmería, por así decirlo, comisionada por el estudio cinematográfico para cuidarla, le suministraba anfetaminas y barbitúricos para soportar las extenuantes jornadas en el set de grabación mientras ella solo buscaba una salida al final del arcoiris. Su más grande legado, la famosa canción «Over the rainbow» que traspasaría todas las barreras y se convertiría años después en estandarte de lucha buscando el respeto sin importar forma o condición, paradójicamente fue el inicio de sus adicciones junto a un gin tonic.


Sin vacilación ni temblor la vida de Zellweger protagoniza un nuevo aire bajo la piel de Garland digna y a la altura, más que biográfica la historia se inclina más para ser empática en un conmovedor drama musical. Judy puede reposar tranquila sabiéndose entrañable, seductora y honesta, pero sobre todo sumamente querida.


 
 
 

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