
Decir que una película de bajo presupuesto es mala, es un cliché bastante gastado. Lejos de la predisposición, abona a la mala fama de cientos de filmes independientes, que la verdad, tienen mucho que decir. Pero si la plataforma que la promociona es Apple TV+ la expectativa cambia, y si además se anuncia a Justin Timberlake como su protagonista, el interés se activa de inmediato.
Esto es lo que sucede con ''Palmer'' dirigida por Fisher Stevens —ganador del Óscar a mejor documental con ''The Cove'' en 2010— que cuenta la historia de Eddie Palmer (Parco pero efectivo Justin Timberlake) un ex jugador de futbol americano que regresa a casa de su abuela después de pasar 12 años en la cárcel. Sin esperarlo, comienza a hacerse cargo de Sam (sorprendente Ryder Allen), un niño de 7 años que tiene que lidiar con una madre bastante conflictiva. Bajo esa premisa, y como es costumbre, el pasado amenazará con derrumbar los nuevos bríos.
Esa pronta simbiosis no los hace cuestionarse por qué se encuentran en el camino, pero sí permite que avancen hacia adelante. La suerte de Sam se nutre de las agallas de Eddie. ¿Cuántos niños ves en esa caricatura? Sentencia Timberlake al niño cuando en Halloween pide disfrazarse de una princesa con alas, este simplemente contesta: Ninguno, eso significa que puedo ser el primero. Para quien sepa leer entre líneas encontrará unas cuantas frases de temas actuales para reflexionar un largo tiempo.
Decir que uno no encaja por ser ex convicto, y el otro por no seguir el patrón heteronormado de un suburbio tradicional, es mera sazón. Quien no se anima a ser responsable de lo que siente, jamás será capaz de saborear el triunfo de la autenticidad.
La vida es mitad suerte y mitad agallas, ya que con un poco de suerte tendrás las agallas de reconocer cuando fallaste y enmendar el camino, y así comenzar de nuevo. De eso va el drama que maquina Stevens a través de la pluma de Cheryl Guerriero, y funciona divinamente porque une a dos almas solitarias, tan peculiares que muchos harán match al instante. En tiempos donde el ego se come al alma, y el sentimiento de humanidad se torna obligado, bien vale la pena entender (aunque sea por 110 minutos) las emociones de los demás, sin falsas caretas, sin pretensiones, y con premisas dignas de un niño ávido de cariño y respuestas amorosas. ''Palmer'' se torna entrañable no tanto por su trama, sino por la chispa de Sam que ilumina la apagada vida de Eddie.
Comentários