
La historia de Jan Koum es impresionante, digna de una película de superación personal, de esas que alimentan el fuego de la fuerza de voluntad. Si te preguntara si lo conoces, seguramente me dirías que no tienes idea quien es, pero si por el contrario te pregunto si conoces WhatsApp, la respuesta es más que obvia.
Existe una frase que dice: ‘Atraes lo que piensas’ pero a muchas personas no les convence del todo, unos la llaman ley de la atracción, otros causa y efecto o incluso Karma, pero dicen, son teorías sin sentido, una pérdida de tiempo y energía.

Jan Koum nació el 24 de febrero de 1976 en Kiev, Ucrania y se crió en el seno de una familia judía, pero siempre fue un niño despierto y rebelde, en cierta ocasión relató que la escuela a donde asistía no tenía baños, y que no tuvo acceso a una computadora propia sino hasta los 19 años, aunque sí tenía un ábaco. Vivir, decía, bajo el régimen comunista de la entonces Unión Soviética parecía una total pesadilla.
A la edad de 16 años se mudó con su madre y abuela a Mountain View, California con la esperanza de que su padre los alcanzara en un futuro próximo, pero eso no pudo concretarse, por lo cual el gobierno estadounidense les ayudó a conseguir alojamiento y comida, que canjeaban a través de cupones, paradójicamente, muy cerca de donde estaría su propia oficina tiempo después.
Las cosas no pintaban bien, no hablaba bien el inglés, no tenía coche y además siempre se metía en problemas por defenderse a golpes de la gente que lo molestaba. Koum comenzó entonces a trabajar en un supermercado haciendo el aseo, mientras su madre comenzó a hacerlo de niñera, fue entonces cuando surgió su interés por la programación, así que no dudó en inscribirse en la Universidad Estatal de San José, combinando los estudios con el trabajo de auditor de seguridad informática en una de las mayores firmas de servicios profesionales del mundo: Ernst & Young, lugar donde conocería a su gran amigo y socio Brian Acton.
El destino lo llevaría a integrarse a las filas de 'Yahoo', donde trabajó casi nueve años de ingeniero de infraestructura, el tiempo justo antes de partir para fundar lo que revolucionaría la manera de comunicación instantánea a escala mundial.
Para el año 2000, su madre fallece de cáncer, por lo que decide tomarse un año sabático junto con su mejor amigo para viajar, descansar y distraerse. Transcurrido ese tiempo, deciden que es momento de reincorporarse a la vida laboral, así que dada su experiencia le pidieron trabajo a Mark Zuckerberg en 'Facebook', pero ambos fueron rechazados.

En 2009, Koum compró su primer iPhone y se dio cuenta que la tienda de Apps era un mercado virgen que debía ser atacado. Junto con sus amigos —Alex Fishman y Brian Acton— en una plática a mitad de la cocina, deciden crear una aplicación de mensajería instantánea que no pesara mucho y que contara con una interfaz sencilla. Una semana más tarde en el cumpleaños 33 de Jan, inauguraron formalmente 'WhatsApp Inc.' en el llamado Silicon Valley en California.

La popularidad que alcanzó la aplicación subió como la espuma sumando miles y miles de descargas, primero para iOS y posteriormente a todas las demás plataformas. Pero la historia no termina aquí, después de coronarse como la app más descargada en 2013 —400 millones, con un promedio diario de 4 mil descargas nuevas— fue entonces cuando llamaron, ahora sí, la atención de Zuckerberg.
La compra de WhatsApp por Facebook en 2014 se tiene registrada como la venta más importante del mundo de la tecnología, pues la transacción, según Forbes, se realizó por 22,000 millones de dólares en efectivo y acciones de la compañía.
La fortuna de Jan Koum se estima en 9.6 billones de dólares, colocándolo en la posición #49 de billonarios de Estados Unidos de América y en el #140 del ranking general.
Lo creas o no, las circunstancias pueden cambiar de un momento a otro, y aunque estas puedan variar de persona a persona, el secreto está en no dejar que nadie cambie tus pensamientos positivos.

En cierta ocasión cuando le pidieron su opinión acerca de que si otras firmas de tecnología quisieran apoderarse de su mercado, que posición asumiría, el simple y llanamente les contestó: ‘Me crié en Ucrania, a mí no me asusta nada’.